El ladrón de almas

El ladrón de almas

viernes, 26 de octubre de 2012

"Culpabilidad", de María del Pino.




   Retraída en mi propio mundo interno, permanezco asustada de mí misma y de mis absurdos pensamientos. Intento mantenerme alerta de posibles males. Tengo frío en la noche y calor en el día. No sé a quién llamar, ni a quién acudir. Me siento vacía, pero es que tampoco deseo estar llena. No quiero cerca a nadie, pese a que la soledad y la amargura me dañen. La precariedad de un escrito, alegando mi bienestar ante los demás, me hace mentir a los seres que quiero sin saber que, por otras circunstancias, de mí los alejo.
   La habitación se hace estrecha. Mengua conmigo dentro. Necesito más oxígeno del que mis pulmones aspiran. Noto que no quepo dentro de mí, pues hasta mi propio cuerpo se pone en mi contra, oprimiéndome el pecho, la cabeza y los oídos. Sé que voy a estallar. Grito aterrada ante la confrontación que me hace sufrir y enloquecer por un terrible mal.
   Me voy al más allá. Estoy enferma, enferma... Muy enferma de dolor mental, de calvario e inhumanidad. Mi pesar fue hacer algo cruel y mezquino. Y mi castigo... esta maldita culpabilidad divina que me azota por las noches y las mañanas, avivando así mi desmesurado e impasible malestar, produciéndome esta agobiante e insoportable incomodidad.
   Hace unos minutos que he agarrado unas pastillas. Ahora susurro cohibida al viento unas últimas palabras. Tal vez, se trata de mi único deseo para enmendar el mal que hice...
   Me ha vencido... Espero que el demonio deje descansar mi alma... Mi plegaria se va apagando y mi espíritu va siendo engullido lentamente por las lágrimas de fuego que lanza la culpabilidad de un crimen pasional.





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Por María del Pino.