La Vida y la Noria:
¿Cuántas veces pasaremos por el mismo sitio y todo seguirá igual? Quizás sólo la gente cambia. Sin embargo, algunos sí siguen ahí, quietos, mirándonos girar toda la vida, sin saber si algo nos marea en el transcurso o no. El vértigo acompaña cada vez que subes, para luego, siempre, volver a bajar.
Subir y bajar. Emociones que vienen y van.
Cada vuelta es igual, pero también diferente. Por más que lo intentas, solamente hay un sentido. Tienes unas vueltas predestinadas y el viaje cuesta lo suyo. Puedes ir solo o acompañado, según elijas o elijan por ti. La compañía puede ser grata o amargarte durante todo el viaje, por lo que hay que escoger bien.
A veces las vueltas te marean, otras te hacen reír a causa de las cosquillas.
Cuando tú subes, otros han bajado ya y, mientras giras, otros bajarán de ella. Puedes ser feliz en tu Noria o no, pero lo mismo que subes, piensa que algún día tienes que bajar. Y es justo unos instantes antes de ello, cuando te percatas de si tu viaje ha merecido la pena o no, si lo has disfrutado o has hecho en él lo que querías.
Por eso, mezclando realidad y metáfora, pienso que hay que aprovechar la vida al máximo y recordar que algún día se ha de bajar de la Noria, y... que a ésta no se puede volver a subir.
Kanrancha de Yokohama, Japón. |
El precio fue alto, pues, aunque fue hecho con amor, lo pagó en su vientre una buena mujer que espera montar al fruto de su ser en una nueva, feliz y resistente Noria.
Como no se sabe cuántas vueltas más se podrán dar -es decir, cuántos años uno vivirá-, hay que aprovechar cada una de ellas. Elige buena compañía y vive cada instante.
CARPE DIEM siendo feliz y amando cada vuelta con mimo.
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Por María del Pino.