El ladrón de almas

El ladrón de almas

domingo, 5 de mayo de 2013

Madre




     La mujer más pura y bella. Más sencilla y más hermosa. La mujer a la que todos miramos a los ojos con el corazón para expresar nuestra pena o alegría. Aquella que, sin dudarlo, daría su vida por la nuestra, su último aliento por rescatarnos del fracaso. 
Esa dama de la que hablo se aferraría a un clavo ardiendo en nuestro lugar. Incluso, como Cristo, se dejaría crucificar a cambio de salvarnos. Es una mujer que, a veces, permanece bajo la sombra de lo bueno, sin delatar su posición. También, por las noches, se desvela con nuestras preocupaciones. Nos cuida en los malos momentos y en los prósperos, nos acaricia la cara desde su pequeño altar. Y digo altar porque, aunque no sea una reina o una virgen, ahí es donde todos tenemos, o debemos tener, a esa gran mujer llamada MADRE.

FELIZ DÍA DE LA MADRE, MAMÁ, MAMÁS DEL MUNDO...

Merecéis todo nuestro reconocimiento nada más que por el mero hecho de traernos bajo la luz del sol y amarnos con esa incondicionalidad destacable que os señala y os hace perfectas.


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Por María del Pino.