El ladrón de almas

El ladrón de almas

sábado, 27 de julio de 2013

"Wuemby. El gato curioso", de María del Pino (Primeras páginas)




PORTADA:



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     Hoy, el gatito se levanta muy contento y entusiasmado de la siesta. Dando brincos de ilusión, se va a cenar. Soraya le ha preparado todo un banquete. Tras acariciarlo y darle un beso en la cabeza, se marcha y lo deja solo para que pueda comer tranquilo.
Una vez que ya se cree solo, mira hacia un lado y hacia otro con mucha cautela. "No hay nadie", se dice entre risitas mininas. Entonces, maulla con suavidad:



-¿Puedo salir ya? - se escucha una vocesilla finita a lo lejos.
-¡Sí, Piki! -dice Wuemby muy ilusionado-. Ya puedes venir.

     


 –¡Oh! ¡Gracias, Wuemby! –empieza a dar grandes saltos de alegría.
   Mientras lo coge con sus pequeñas patitas delanteras, el chismoso gato se pone a hablarle a su amigo el ratón a la vez que come.


–Además, las desgracias vienen juntas –comenta muy serio.

–¿Es que te ha pasado algo a ti? –se preocupa el pequeño.

–No, pero creo que Pavarotti, el canario del primero, se ha quedado afónico. Todas las mañanas salgo a escucharlo cantar antes de hablar con Pelusa, la gata del segundo, y esta vez no ha cantado.

–A lo mejor no tenía ganas... –Piki se acicala las orejas. Ya ha terminado de comer.

–No lo sé... En realidad, llevan días raros. Se esconden.

–¿Por qué crees eso? –el ratón se rasca la nariz.

–Todos parecen ocultar algo –Wuemby susurra en su oído.

–No creo. ¿Ocultarte algo a ti? ¡Imposible! –se ríe.

–Sí. Esta tarde, antes de ir a echarme mi siesta, he ido a escuchar la conversación de Pelusa y Lametones, pero cuando me he asomado a chismorrear, ¡se han callado! –exclama horrorizado.

–Se les habría acabado la conversación –resuelve Piki.

–No, no... Piki... Creo que no me quieren. Ya no me dejan espiarlos. Apenas me entero de los cotilleos –Wuemby parece triste y desolado– ¡Oh, Piki! ¿Qué he hecho yo para merecer este desprecio? –dramatiza con un poco de llanto.


–Que no pasa nada –le calma el ratoncito subiéndose a su lomo y dándole unas palmaditas.

–Vale –vuelve a sonreír– ¿Y dónde vas ahora?

–A ver a Pelusa –responde.

–¿Y de qué vais a hablar? –el gato pone ojos curiosos.

–De nada.

–¿De nada? –se extraña.

–Sí, le preguntaré cómo está y me iré. Tengo cosas que hacer.

–¿Qué cosas? –vuelve a indagar el gato.

–¡Oh! ¡Wuemby! Deja de ser tan chismoso que eres muy pesado –el ratoncito parece disgustarse.

     El minino, afectado y dolido, se lleva una patita al corazón y traga saliva. Las palabras de su mejor amigo le han hecho mucho daño. Siempre ha sido un gato cotilla. Nunca lo ha podido evitar. Además, todos en el bloque lo saben y siempre le dejan inmiscuirse en sus conversaciones o chismorrear. Hasta el día de hoy, su excesiva curiosidad había sido aceptada.
    Piki se acaba marchando. Se ha despedido con un simple: “mañana no puedo venir a verte, así que ya nos vemos pasado mañana”.
     Wuemby está muy afectado. Mañana será su cumpleaños y había pensado que podían pasar el día juntos como los mejores amigos. ¡A lo mejor, su amistad ha llegado a su fin! Nada más pensarlo, se horroriza. No. No quiere que Piki deje de ser su amiguito por nada del mundo.


     El minino camina mustio hacia el salón. Allí, se sienta junto a Soraya. Por suerte, le deja escuchar su conversación telefónica. ¡Menos mal que ella sí actúa con normalidad! Antes de dormir, lo lleva a la báscula. ¡¡Ha adelgazado un kilo!!. Wuemby es un gato muy gordito. Pesa alrededor de los diez kilos, así que, verlo adelgazar, significa que algo no va bien. Soraya esa noche lo arropa con su mantita y le canta una nana.
     Wuemby entra en un profundo sueño...



 Abre los ojos de par en par. Está escuchando a Pavarotti cantar. Corre como una gacela hasta la ventana. Allí ve a Pelusa, a Lametones y al canario.

–Buenos días, chicos –saluda muy alegre.

–Hola –responden al unísono un poco apagados.

–¿De qué hablábais?

–De nada –responde Lametones.

–¿Qué cantabas? –cuestiona Wuemby a Pavarotti.

–¿Yo? Priiii... Nada –dice antes de entrar en su casa y meterse en la jaula.

–¿Qué le pasa? –mira a Pelusa.










     De pronto, escucha la voz del ratoncito por el patio. “¿Qué hace Piki aquí?”, se pregunta muy extrañado. Vuelve a correr como un galgo hacia allí.






Si quieres saber qué más le ocurre al pequeño Wuemby y por qué sus amiguitos le tratan así, lo puedes leer en el libro de papel (contiene dibujos en blanco para colorear a tus personajes)

Para conseguir el libro, consultar en:
distribucionesmomo@gmail.com

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martes, 23 de julio de 2013

Relato (libro Relatos Profanos): "Mujer", de María del Pino.

A ti, mujer...


Mujer





          Porque yo te quiero a ti, mujer. Quiero tus ojos, tu pelo, tu risas y caricias. Porque yo solo te deseo a ti, mujer, madre de mis hijos, musa de mis sueños, reina de mi corazón. Y es que más que a ti, no amo a nadie, mujer, Diosa de mi vida, dueña de mis desvelos... Dama que mis llantos ve, que mis miedos espanta y que mi amor por ella realza. Te adoro a ti, mujer, por tus riñas y tu piel, por tus enojos, por tus reproches, por todas y cada una de tus noches a mi lado. Y es que, como yo te añoro a ti, mujer, no lo hace, ni lo hará, nadie. Porque tus pupilas me dan visión de realidad y futuro, porque tus manos me dan de comer y de beber, porque... igual no hay ninguna que me haga sentir que, como tú, solo hay una. Tú, mujer, única y sincera, amor que me dio la vida y que, a su lado, me vio crecer como un hombre enamorado.





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Por María del Pino.
Libro: Relatos Profanos.
Todos los derechos reservados.

sábado, 20 de julio de 2013

Relato (libro Relatos Profanos): "Sentimiento Natal", de María del Pino.

          Entre todos los relatos de mi cuarto libro (22), hice dos o tres que reflejaban algo de mí. Uno de ellos fue este relato. Aquí os lo dejo para que le echéis un vistazo y, por supuesto, para poder compartirlo con mis paisanos (y no paisanos) que deseen leerlo. Unos lo llamaron ODA... Yo lo llamé: "SENTIMIENTO NATAL".

Con cariño, se lo dedico
 a Antonio Rufián,
a Córdoba,
a los cordobeses
y a los miembros del grupo
"siéntete orgulloso de ser cordobés".








GRACIAS...


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Por María del Pino.
Libro: Relatos Profanos.
AVISO LEGAL: Todos los derechos reservados. ©María del Pino

domingo, 7 de julio de 2013

RECETA: "Tarta Campo Azahar".








Muy buenas, amigos. Como ya sabéis algunos, otra de mis pasiones es la cocina. Y, aunque la literatura y esta parezcan dos cosas inconexas, sin relación aparente, para mí tienen algo que las une. En muchos de mis libros hablo sobre comidas, el hambre que tienen algunos personajes, los caprichos alimenticios, etc... Y mientras cocino también me inspiro y relajo. Así pues, por petición de muchos miembros de mi página en Facebook, aquí dejo esta receta. Sé que la esperada es la tarta de Oreo, pero hasta que la haga de nuevo, aquí os dejo con la tarta "Campo Azahar". Hoy, especialmente, se la quiero dedicar a todos los que me siguen en Facebook para demostrarme su apoyo día a día (https://www.facebook.com/pages/Mar%C3%ADa-del-Pino-Pozo/199341593411834 ) .



Ingredientes:


500 g. de nata para montar.
2 láminas de gelatina.
100 g. de azúcar.
2 cucharaditas de aroma a azahar.
3 yogurt naturales de 125 cl.
Colorante azul
Galletas
Mantequilla
Algo para decorar (en este caso, cerezas)





Paso a paso:






Base:

Antes de hacer la mezcla, cogemos galletas al gusto con cantidades al gusto (a mí me gustan mucho, así que puse bastantes aunque no se aprecie) y las trituramos hasta hacerlas polvillo. A continuación, derretimos en un cazo (o al microondas) la mantequilla y la mezclamos hasta formar esa pasta que tanto nos gusta (es mejor quedarse corto en manteuilla e ir añadiendo conforme veas que vas necesitando). Yo, aquí, le he puesto bastantes gotitas de colorante azul líquido, el cual, combatiendo con el amarillo de las galletas y de la mantequilla, ha quedado verde, como quería para representar el campo.
Cuando ya esté terminada, la dejaremos bien extendida sobre su molde (a mí me dio para uno normalito y dos pequeñitos). Ahora solo queda meterla en el frigorífico mientras hacemos la crema.

Crema:

Primero, ponemos las dos láminas de gelatina en un pequeño recipiente con agua para hidratarlas.
Por otro lado, añadimos a la nata (la cual debe estar bien fría) los cien gramos de azúcar y la montamos.
Al baño María, disolvemos la gelatina en esencia de azahar(si se tiene microondas, en tres minutos estará más o menos listo, yo lo hago como ya he dicho).
Una vez que ya tenemos la gelatina disuelta,  la echamos en un bol grande para mezclarla, poco a poco, con los tres yogurt.
Nota: como consejo, batir primero los yogurt en sus envases para ponerlos blanditos. Después, echarlos en tres golpes e ir removiendo muy bien para que la gelatina no espese y salgan grumos.
Una vez ya terminada la mezcla en el bol, vamos adjuntando la nata montada con movimientos envolventes para que no pierda la textura, ni el aire de su interior (SIEMPRE POCO A POCO).

Antes de echar el colorante azul nuevamente para darle ese toque de cielo, aparté un poco de esta apetitosa masa en un bol para darle dos tonos. Al que contiene más, le he puesto azul y lo he mezclado de igual forma (movimientos envolventes). Paciencia. Puede llegar a desesperar un poco si hace el calor que hacía en mi cocina, pero cuando se extiende el colorante, queda estupendo.

Finalmente, volcamos en el/los molde/s. Extendemos bien y la metemos en el frigo 10 o 15 minutos. Tras ese tiempo (también metí previamente la otra masa en una manga pastelera) la sacamos para ponerle la pálida encima. De ese modo, ya no se mezclarán. Lo de la manga ha sido para darle un toque diferente al de la copa. En la tarta, no me ha hecho falta. Con una espátula o cuchara queda listo.
Para darle un toque más bonito y, ¿por qué no decirlo?, rico, como bien veis, he triturado unas galletillas para espolvorearlas por encima (recubierto por completo queda menos bonito, pero muy rico. Obviamente, si se hace así, no haría falta el paso de separar las dos masas de crema).

Ahora, a meterla en el frigorífico una vez más. Solo queda esperar al día siguiente para que esté completamente a punto y... ¡¡LISTO PARA COMER!!





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Por María del Pino.