A mi prima Carmen con cariño.
Felicidades, otra vez.
Felicidades, otra vez.
Un pestañeo, rápido en el tiempo y lento en mi retina, abanicó mi piel hasta hacer que el aire con fragancia a amapolas me acariciara con suavidad. Me estremecí interiormente al observarla mover sus finos filamentos, negros, alargados por el mejor rimel que ayer se compró. Sus oscuros cabellos, arremolinados en amplios bucles sobre mi mano, me arrebataron un suspiro. No sabía cómo decirle lo que siento. Hoy es un día especial para ella.
-Si me quisieras, Carmencita... Si tú me quisieras... -susurré en su oído al tiempo que ella sonreía.
Tal vez se oliese algo de lo que quería comunicarle a través de mis delatadores ojos de gato manso. Estaba seguro de ello, así que seguí con mi mano la textura uniforme de su bronceado rostro. Luego, recorrí sus mejillas y cuello... Sin apenas darme cuenta, mi brazo ya había bordeado su cintura. Era puro instinto.
-Si me quisieras, Carmencita, como yo a ti te quiero... -reanudé mis palabras mientras ella mostraba sus perlados dientes.
Sabía que, aunque conocía lo que iba a decir, esperaba escucharlo. Sin embargo, no salía de mi boca. Después de tantos años, la originalidad se me escapaba. Se había esfumado. Siempre deseaba superarme a mi mismo, pero desconocía cómo hacerlo.
Tracé con mis labios los suyos. Su leve risa removió mi interior, inundándome con su aliento, adentrándolo en mí y sintiendo un ineludible cosquilleo. "¿Se lo digo como una persona normal?", me pregunté aspirando la calidez de su respiración.
Tracé con mis labios los suyos. Su leve risa removió mi interior, inundándome con su aliento, adentrándolo en mí y sintiendo un ineludible cosquilleo. "¿Se lo digo como una persona normal?", me pregunté aspirando la calidez de su respiración.
-Carmencita, quiero... Quiero... -quise terminar la frase, pero ella selló cualquier sonido procedente de mi boca con un apasionado beso. Uno de esos que siempre me daba.
-Deja ya de hablar. No le des más vueltas y dime de una vez feliz cumpleaños...
Sonreí.
-Feliz cumpleaños -sentencié al fin, como cada año, regalándole aquello que siempre me pidió. Amor.
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Por María del Pino.
Sonreí.
-Feliz cumpleaños -sentencié al fin, como cada año, regalándole aquello que siempre me pidió. Amor.
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Por María del Pino.