El ladrón de almas

El ladrón de almas

domingo, 1 de septiembre de 2013

Relato de amor: " Mi Querido Yo ", de María del Pino.

Gracias por seguir formando parte de mí,
por dejarme formar parte de ti.
Felicidades...


Mi Querido yo:


     Cuando te miro, solo puedo contemplar el reflejo de una parte de mí. Eres la mitad que no soy yo, los defectos que no tengo, las virtudes que me faltan... También, la serenidad y templanza que entre mis nervios, en ocasiones, escasean y me atrapan. Eres mi héroe, mi ser. ¡A veces! el que quiebra mi cabeza con sus tonterías... O, incluso, el que soporta las mías.

     Ir contigo a todos lados supone sentirme poderosa, segura. Sabiendo que vas a mi lado, mi corazón pisa fuerte a cada paso. Camino erguida pensando en ti, aun cuando te tengo presente, cerca de mí.

     Querido Yo, decirte que las estrellas no desprenden luz alguna sobre mi cielo si no estás tú, si no me besas tú. El sol tampoco quema y arde lo suficiente como para impedirme que permanezca acurrucada en tu regazo. El sudor se evapora o... simplemente no importa. El único frío que siente mi alma es cuando tú, Mi Querido Yo, discrepa y salta el debate. "¡Somos tan desiguales!", pienso a veces. Ahí, ni el bochorno del clima más ardiente logra alcanzar mi cuerpo para sentirme estable. Sin embargo, estás tan dentro de mí que no puedes separarte, ni quiero de ti alejarme.  

     Mi Querido Yo, eres, a veces, tan, tan, tan diferente, que resultas ser justa y apropiadamente mi otra mitad. La persona que me hace ser persona. La personalidad que me completa para ser igual y distinta a su vez. Las similitudes sobran en ocasiones porque lo igual no es lo perfecto. Lo perfecto es quererse a pesar de las muchas adversidades. Y yo sé que te quiero a ti.

     Eres, también, el corazón que con su amor y cariño hace latir al mío. Sobre todo, Mi Querido Yo, haces que tu sonrisa se convierta en mía y que la mía sea toda tuya. Consigues que, juntos, con una simple mirada, creemos un mundo solo para nosotros dos. Quizás, esté mejor dicho: “para mí”; porque tú, como llevo diciendo todo el tiempo, eres: "Mi Querido Yo".

Con tú corazón en mi pecho
latiendo por ti, por nosotros, 
se despide: Tu otro yo.





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Por María del Pino.
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