El ladrón de almas

El ladrón de almas

martes, 18 de octubre de 2011

La inspiración.

Esta noche hablaré de la inspiración.

     De esa que te surge cuando vas caminando por la calle, cuando estás sentada, tumbada en la cama, leyendo, mirando el parque, en clase, hablando con la gente... Sí, hablo de esa desmesurada "ansia viva" -como bien dice José Mota- que, a veces, te quita el sueño y te provoca insomnio hasta que coges un boli -o el PC - y escribes. Esa que aún habiendo escrito un poco, sigue ahí, perseverante, insistente, tenaz hasta que termines. Y una vez que finalizas... vuelve al ataque. ¡OTRO ASALTO!


     Pues... amigos y amigas, comencé a escribir con una inspiración "media-alta" hasta que ésta ya me ha engullido. Todo a raíz de encontrar mi canción. La canción perfecta de la boca de uno de mis personajes. ¿Cómo ocurre eso? Pues fácil. Mi personaje tiene un sentimiento muy intenso dentro de su ser y no sabe expresarlo. Le corroe por dentro, le amarga y le hunde en un abismo infernal del que solo sale cuando, al fin, soy capaz de entenderlo. Entonces, fluye una imagen por mi mente. Esa imagen va precedida de varias palabras, sentimientos, de un posible entorno... etc, por lo que una vez que ya existen las palabras que le hagan expresar ese sentimiento, mi pequeño procesador mental, busca en mis archivos neuronales la información exacta. En este caso, suele tratarse de una canción en concreto que diga las mismas palabras -o me trasmita el mismo sentimiento-. Tiene que ser algo fuerte. Algo que me evoque escribir hasta llegar a el punto de vislumbrar la pantalla de la escena en mis ojos y continuar con ella hasta darle el final deseado.

     Hoy solamente quería decir que ya llegué a ese estado. Así que, ahora, las ideas primerizas se han acentuado repletas del sentimiento de dicho personaje. Su aura me envuelve y engulle. Ya mi novela y personajes tenían un leve atisbo de vida, pero desde ahora, posee y poseen personalidad completa.

     Dejaré el enlace a la canción que será partícipe de cierta forma del cierre de la trilogía del amor el Córdoba.


Espero que lo disfrutéis.

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Por María del Pino.