El ladrón de almas

El ladrón de almas

viernes, 26 de abril de 2013

Compartiendo un poco IV: "Mis ganas"


     Sobre mis sentimientos personales, pensamientos o "filosofías"... suelo escribir poco en mi blog. Tal vez, porque quizás pienso que a nadie le interesan, pero... el que lo lea, es porque quiere compartir algo conmigo. Y ese algo, es lo que hoy me motiva a escribir estas líneas, este post.
     ¿Nunca habéis sentido que, a veces, el agobio llega a ser tan grande que la melancolía os invade y deseáis mirar atrás para ver algo mejor? No sé: un mundo sin compromisos, cosas que queréis hacer y ahora no podéis, obligaciones que antes no teníais... etc. Sin embargo, ¿no os pasa que, al voltearos alguna vez, sólo habéis visto oscuridad? Momentos falsos. Como borrones difusos que os indican que el pasado fue incierto, ficticio, que los que estaban, en realidad, nunca estuvieron. ¿No habéis creído despertar pensando que lo que creísteis hermoso, no llegaba ni a bonito y lo que os pareció un bache, era en verdad un barranco? Particularmente, la vista al pasado no me ha resultado tan satisfactoria como creí en principio. El presente sigue siendo incierto a cada segundo que escribo, que leéis, y el futuro es impredecible... A veces, a una le da por ponerse, entre comillas,  "filosófica" sobre su vida y se dedica a meditar en silencio. Supongo que os pasará también, en mayor o menor medida.
     Una vez, hace ya algún tiempo... creí que habría "Más de un Mañana" para ser feliz, para rodearse de amor y vivir en armonía. La esperanza era grande, poderosa... Así titulé mi primera novela porque nació de un precipicio. Lo escalaba arduamente. ¡Cosas que pasan a todo ser humano! Sin embargo, de vez en cuando, ese potencial de fe que uno siente parece perdeerrrrse en el vacío del corazón. ¿No os habéis llegado a sentir un poco inertes?
     Por fortuna, siempre hay algo que nos devuelve, tarde o temprano, a nosotros mismos. En la vida existen cosas que nos hacen dejar de ser esos seres autóctonos en los que, en ocasiones, nos convertimos. Muchas veces son cosas simples. Tan simples como encender una canción, "LA CANCIÓN". Ahí, aquellos sentimientos melancólicos vuelven a resurgir en nuestro interior. Nos cosquillean el estómago y se expanden por el pecho. Insuflan valor para continuar, para no aflojar.
     La presión ejercida en el día a día puede llegar a ser mala, pero hay una cosa que, al menos yo, tengo bien clara. Una cosa que nunca dejaré caer. Y no es la fe, ni la esperanza. No... Son mis "ganas". Ganas de luchar, de vivir, de amar, de sonreír, de ser feliz, de escribir aunque no me lo permita el tiempo.

¿Te dejarás derrotar tú?
Sigamos peleando por lo que realmente nos interesa. Como dice la canción de Luis Fonsi, pero en voz de mujer: "YO NO ME DOY POR VENCIDA", ¿te lo darás tú?

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Por María del Pino